Esta semana, enquanto preparava o roteiro da visita da minha família a Buenos Aires, me deparei com esse artigo (que copio na íntegra). Fiquei decepcionada comigo mesma por não ter visitado nenhum desses cafés!
Finalmente, desta vez - também dando uma de guia de turismo para minha família - fui ao Café Tortoni. Fomos ver um espetáculo de tango (mas esse é um capítulo à parte).
Los mejores cafés de la Argentina
Tradicionales, históricos y referentes únicos de su ciudad y los habitantes que hicieron de ellos un refugio para el encuentro o la mesa solitaria. Un listado con los bares históricos de Buenos Aires y el Interior del país
Fueron, y son, espacios de pertenencia a los que se recurre con una constancia tan fiel que puede datar de toda una vida. Es que más allá de la visita eventual al café que se encuentra azarosamente al paso, siempre hay uno que, por una razón u otra, convoca con regularidad. Tal es el fanatismo que despiertan que, en algunos de ellos, hay que esperar un buen rato para conseguir una mesa disponible.
Los más emblemáticos están vinculados a la más pura tradición cultural de su ciudad, ya sea porque por sus mesas pasaron ilustres personalidades o bien porque fueron motivo de inspiración para autores, músicos y compositores.
Si bien la filosofía WI FI se impuso en la mayoría de los locales, no son pocos los que respetan y conservan desde su estilo arquitectónico hasta las "especialidades de la casa".
Hoy, son frecuentados sin distinción de género, pero hasta mediados del siglo XX sus mesas estaban reservadas solo para los caballeros. Las damas debían conformarse con las firmas que habilitaban el "Salón Familias" tal como sucedía, por ejemplo, en el desaparecido Argos, de Federico Lacroze y Alvarez Thomas.
Algunos fueron calificados de "notables", otros, sobreviven con esfuerzo. Un grupo de elite, alberga shows para turistas y un remozamiento que los convierte en espacios cinco estrellas.
Pero, más allá de disquisiciones y categorías, la mayoría sigue en pie conservando la silla de madera, el mostrador con sandwicheras, la pizarra negra con el menú clavado, la puerta vaivén y el mozo de chaqueta blanca.
Aquí va un listado con algunos sitios emblemáticos que no pueden dejar de visitarse.
Tortoni (Capital Federal) - La más española de las avenidas de Buenos Aires alberga uno de los cafés más emblemáticos de la ciudad. Su historia lo convierte en un sitio en el que se respira cultura y tango. Se inauguró a fines de 1858 y tomó su nombre de un establecimiento del Boulevard des Italiens en el que se reunía la elite de la cultura parisina del siglo XlX.
Su bodega tiene una nutrida cartelera de espectáculos y varias veces fue convertida en estudio de radio. Además del café, son memorables sus picadas. Por sus mesas de Avenida de Mayo al 800 desfilaron desde Alfonsina Storni y Benito Quinquela Martín a Jorge Luis Borges y Julián Centeya pasando por la porteñísima Tita Merello, quien dejó un cuadro de recuerdo.
Varela Varelita (Capital Federal) - En la Avenida Scalabrini Ortiz y Paraguay, un clásico bar sin restaurar a pocas cuadras de lo más sofisticado de un Palermo poblado de reductos de moda y nada de tradición. El lugar es muy frecuentado por cierta intelectualidad que hace de sus mesas una extensión de la biblioteca casera. Imperdible su café con leche bien espumante.
Las Violetas (Capital Federal) - El 21 de septiembre de 1884 se inauguró esta confitería que haría historia en la esquina de la Avenida Rivadavia y Medrano. Carlos Pellegrini asistió a la apertura y Roberto Arlt fue uno de sus clientes más renombrados.
En la década de 1920 se construyó el actual edificio marcado por arañas doradas, vidrieras y puertas de vidrios curvos, vitrales franceses y pisos de mármol italiano. Permaneció cerrado muchos años, pero en 2001 una restauración dejó el lugar a nuevo devolviéndole aquella elegancia que fuera su sello distintivo. En 1998, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires la declaró como "Lugar Histórico de la Ciudad". Son famosas sus meriendas con tortas que permiten olvidar por un rato la dieta.
Esquina Homero Manzi (Capital Federal) - Si de esquinas tangueras se trata, la de San Juan y Boedo está asociada a la más pura cultura ciudadana. Homero Manzi la consagró con el tema "Sur", una de sus máximas creaciones. Durante el día, es una parada obligada para los vecinos de Boedo. Por las noches, se convierte en uno de los sitios más reclamados por los turistas que buscan un show de tango con contexto tradicional.
De los Angelitos (Capital Federal) - Fue reconstruido luego de permanecer varios años cerrado. Hoy, sus paredes de Avenida Rivadavia y Rincón recrean la vieja gloria de uno de los sitios más tradicionales de la ciudad. Muy frecuentado por los turistas extranjeros, ofrece por las noches shows y cenas cinco estrellas. Durante el día, se puede tomar café mientras se escuchan los acordes, grabados o en vivo, de la música de Buenos Aires.
Café De García (Capital Federal) - En Sanabria y José Pedro Varela, en el límite de Villa Devoto, se emplaza este café y bar. La clientela lo convirtió en un centro de encuentro inevitable del barrio cuyas rondas de café se extienden hasta la hora de las picadas más famosas de Buenos Aires que le dieron repercusión internacional al lugar.
La Farmacia (Capital Federal) - En Avenida Directorio al 2400, el barrio de Flores ofrece un sitio especial: una antigua farmacia reconvertida en bar. Frascos y estantes de época le otorgan al espacio la originalidad que remite a su nombre. Es un lugar ideal para ir con amigos, desayunar o merendar, y también dejarse llevar por algunas de las especialidades de su almuerzo o cena.
El Gato Negro (Capital Federal) - Otro clásico de Buenos Aires que fusiona el aroma de café con el de las más exquisitas especias y el té. Una parada ideal antes de asistir a algunos de los teatros de la zona. El lugar, ubicado en Av. Corrientes 1669, conserva en inmejorable estado el mobiliario de época. Es un refugio detenido en el tiempo donde se respira atmósfera ciento por ciento porteña.
La Giralda (Capital Federal) - Otra pausa que no se puede soslayar en la Calle Corrientes. Entre Paraná y Uruguay se levanta este sitio de clima bohemio muy concurrido por jóvenes militantes y estudiantes universitarios. Además de sus cafés, es imperdible el chocolate con churros.
Café de Juan (Capital Federal) - En Camarones 2702, en Villa General Mitre (entre Villa del Parque y Flores), lejos del mundanal ruido y las luces del Centro, este café, considerado uno de los "notables" de la ciudad, es atendido por una familia que no modificó en nada su aspecto original. Ideal para madrugadores ya que abre cerca de las seis de la mañana.
Otros recomendables y con historia son el Bar Británico (frente a Parque Lezama), La Biela (Recoleta), Richmond (sobre la Calle Florida), 36 Billares (en la Avenida de Mayo), y Oviedo (Mataderos), por citar solo algunos de los más de diez mil cafés y bares habilitados de una ciudad de Buenos Aires que hizo de este hábito un sello distintivo.
Por el Interior:
El Cairo (Rosario) - Una de sus mesas era la frecuentada por Roberto Fontanarrosa y sus amigos. Bautizada como "La mesa de los galanes" hoy se distingue del resto a modo de homenaje al genial escritor. Algunos días a la semana es posible presenciar espectáculos musicales. Quien quiera descifrar la verdadera identidad de la ciudad no puede dejar de tomarse un café en la esquina de Sarmiento y Santa Fe.
Sorocabana (Córdoba) - En San Jerónimo 98 no existe el letrero de "Cerrado". Es que el Sorocabana abre las 24 hs. a la espera de la visita de los turistas y lugareños más encumbrados. Imperdibles sus medialunas caseras.
Dos Chinos (San Salvador de Jujuy) - Con casi un siglo de vida es un lugar referencial de la vida social de la ciudad. Parroquianos y visitantes convirtieron a este café en un mojón de identidad jujeña..
El Mariscal (Corrientes) - En la esquina de Pellegrini y Salta, este emblemático espacio permite hacer un alto en el camino y disfrutar de exquisitas infusiones. Una de las características del lugar es su oferta cultural basada en mesas redondas, exposiciones, y presentaciones de libros en medio de una mesa bien regada por un exquisito café.
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